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domingo, 2 de noviembre de 2014

La Química del Amor Materno


"Un niño nace diseñado para enamorar a su madre por una cuestión de supervivencia. Llega al mundo indefenso y durante un tiempo dependerá de quien asuma la función de alimentarle, consolarle, estimularle€ Suele ser la madre quien se encarga de esos cuidados durante el aterrizaje del niño en la vida.

Ella no puede dejar de mirarlo, de pensar en él, de querer cuidarlo. Cuando el bebé empieza a sonreír, se activan en el cerebro de la madre regiones relacionadas con la recompensa. Así que ella se engancha a las sonrisas y las monerías de su retoño. Gracias a los avances neurocientíficos se empieza a saber mejor cómo influye el amor de madre en el cerebro del niño.


Ese vínculo entre una madre y su bebé es un complejo entramado de factores hormonales, neuronales, psicológicos y sociales. Muchas investigaciones avalan que el amor maternal no sólo es fundamental para un buen desarrollo cerebral del niño, sino que también es una excelente inversión para la salud mental del futuro adulto.

"Al nacer sólo tenemos desarrollado el 25% del tamaño del cerebro", señala Adolfo Gómez Papí, neonatólogo del hospital Joan XXIII de Tarragona y profesor de la Universitat Rovira i Virgili. "El 75% restante –continúa– se desarrolla durante los dos o tres primeros años de vida. Aunque luego el cerebro puede cambiar, las estructuras básicas están formadas a los tres años. Y cómo se vayan desarrollando dependerá mucho del tipo de alimentación y de la relación que el hijo establezca con su madre".

También influyen los genes y que, poco a poco, el niño se abrirá a otras figuras importantes para su evolución, como su padre. Pero, al principio, casi todo el horizonte del niño será el amor de su mamá –o de su cuidador principal, en el caso de que sea el padre, por ejemplo–.

Como explica Enrique García Bernardo, psiquiatra del hospital Gregorio Marañón de Madrid, "el bebé recibe importante información emocional de su madre; ella le habla, lo acaricia, le canta, lo acuna, le sonríe". Empatiza con él, ríe con él, sufre con él. Lo ama. Y ese amor de madre va tejiendo el vínculo entre ellos, desarrollando el cerebro del niño, programando las conexiones entre las neuronas.

Un intercambio afectivo entre el hemisferio derecho de la madre y el de su hijo, como ha escrito en un artículo Allan Schore, profesor del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de California-Los Ángeles (Estados Unidos) y uno de los principales investigadores del vínculo entre madre e hijo. Porque, como apunta Gómez Papí, "en el niño predomina sobre todo el hemisferio derecho, que tiene que ver con las emociones".

Así que entre madre e hijo se da una intensa comunicación emocional. El idioma del bebé son sus llantos cuando tiene hambre o sueño, sus sonrisas, sus balbuceos€ Y, el de ella, los besos y las palabras de amor que le dedica, los abrazos que lo consuelan, el alimento que le da, estar cerca de él€ Un diálogo muy especial, cuyo código a veces parecen conocer únicamente la madre y el niño, y que moldea el cerebro del pequeño.
El recién nacido tiene unos 100.000 millones de neuronas. Y en los primeros años de vida se van a formar billones de conexiones entre ellas. Más o menos al final del primer año, señala Gómez Papí, se produce una poda neuronal. Ya hay billones de conexiones y, como el cerebro quiere economizar recursos, "poda las conexiones menos empleadas; si el apego con la madre ha sido seguro, se habrán formado muchas conexiones que tienen que ver con la seguridad, y esas conexiones se mantendrán".

El cerebro se habrá preparado para vivir en un entorno seguro, así que el niño empezará a percibir la vida como un lugar seguro: me consuelan cuando estoy mal, quizás no tengo que temer al mundo. Una buena forma de encarar su futuro. "Tendrá más ganas de explorar. Los niños que no han tenido un buen vínculo son más inhibidos", explica Ibone Olza, psiquiatra infantil del hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid) y profesora de la Universidad Autónoma de Madrid.

"Una de las funciones más importantes de la madre –afirma– es regular las emociones de su pequeño. Es básico que le dé el consuelo que necesita. No es tan importante que acierte siempre si el niño tiene hambre o sueño cuando llora. Lo importante es que responda a su llamada para que este tenga más ratos de bienestar y menos de malestar". Así, el niño siente que la persona más importante para él está disponible cuando la necesita. Y empieza a gatear por la vida con confianza.

Una buena base para la salud mental del futuro adulto. Como comenta García Bernardo, "una adecuada relación con la madre en los primeros años es un factor que ayuda mucho a la salud mental del adulto, aunque no lo es todo, porque la vida es muy larga". Visto desde el lado amargo, numerosos estudios señalan que los niños que han vivido un apego inseguro porque han sufrido negligencias o abusos por parte de sus cuidadores principales tienen mayor riesgo de sufrir depresión, ansiedad o trastornos de personalidad durante su adultez.

Y ¿cuántos niños viven un apego seguro? Según algunas investigaciones, aproximadamente el 75% establece un apego seguro, un vínculo cercano afectivamente y estable, con sus madres. "Las madres ejercen de madres desde hace ya años, y, en general, lo hacen bien", recuerda García Bernardo. Unos primeros años de vida complicados no tienen por qué ser una condena de por vida. "El niño puede encontrar más adelante otras figuras de referencia. Y el cerebro es plástico, puede adaptarse. Se ve en los niños adoptados", añade Adolfo Gómez Papí.

Estudio científico de la Universidad de Washington

En el 2012, investigadores de la Universidad de Washington en San Luis (EE.UU.) publicaron un estudio sobre la influencia de un buen vínculo maternal en el hipocampo de los niños. Primero, analizaron el tipo de relación que tenía con sus cuidadores principales –el 96,7% eran las madres biológicas– un grupo de niños de entre cuatro y siete años.

Para ello emplearon una ingeniosa "tarea de espera": dijeron a cada cuidadora que el niño debía aguantar ocho minutos para abrir un regalo que tenía al alcance y que estaba envuelto de forma muy llamativa. Una tortura para la capacidad de resistencia al deseo de un niño. Mientras, la cuidadora tenía que rellenar unos cuestionarios, tarea cuyo único objetivo era que no pudiera estar totalmente concentrada en el niño.

Se buscaba reproducir el estrés que supone criar a los hijos, pues en la vida cotidiana, muchas veces hay que estar pendiente de ellos a la vez que se hacen otras tareas€ Los investigadores observaban cómo se manejaba la madre en ese conflicto de intereses, si era capaz de ayudar correctamente al niño para que no abriera el regalo. En este caso, consideraban que el estilo de crianza que seguía ese cuidador era bueno para el niño.

Luego, mediante resonancia magnética, comprobaron que los niños que habían recibido una ayuda adecuada para no abrir el regalo tenían un hipocampo un 9,2% mayor que los que no habían recibido una buena ayuda. Aunque la mayoría de los cuidadores eran las madres biológicas, los autores del estudio opinaron que los efectos positivos de una buena crianza en el cerebro del niño serían parecidos aunque el cuidador principal fuera otra persona, como la madre adoptiva.

"Hay estudios con animales que confirman también que los que recibieron una buena crianza de sus madres tienen menos déficits cognitivos cuando son ancianos", explica también Roser Nadal.

Los descubrimientos sobre el vínculo madre-hijo son diversos. "Hay células del feto que se instalan en el cerebro de la madre durante el embarazo. Todavía no sabemos por qué", comenta Ibone Olza. Los científicos continúan rastreando las claves neurocientíficas de la relación entre las madres y sus hijos.

Mientras, ellas hacen mil y un malabarismos para combinar la maternidad con los demás aspectos de su vida. Los padres cada día intervienen más en la responsabilidad de criar a los hijos, pero todos los expertos consultados para este reportaje reclaman que la sociedad debería ayudar más a las madres. Por mucho que avance la ciencia, "todavía ser madre es difícil", indica Olza. "Pero el vínculo –añade– entre una madre y su hijo es vital para la especie. La madre tiene que estar rodeada de personas que la cuiden. Como dice un proverbio africano, a un niño lo cría toda una tribu".
Muchas madres se sienten culpables por no llegar a todo, por creer que, tal vez, no están dando a sus hijos el tiempo y el amor que estos necesitan. "Aunque es importante que estén tiempo con sus hijos –considera Enrique García Bernardo–, lo fundamental para un buen apego es la calidad del tiempo. Que, cuando una madre esté con su hijo, esté tranquila, disponible afectivamente y disfrute con él. Estoy seguro de que si las madres pudieran dedicar a sus hijos más cantidad y calidad de tiempo, la sociedad sería un lugar mejor".

Obtenido: http://www.lne.es/vida-y-estilo/salud/2013/05/03/quimica-amor-materno/1406590.html

CREER QUE TU HIJO TE MANIPULA, TE ALEJA DE ÉL Y ACABA CON EL APEGO



¿ME MANIPULA O ME NECESITA? 
¿A QUÉ DISTANCIA QUIERES ESTAR DE TU HIJO?

Pensar que tu hijo te quiere manipular te distancia de él. Desde esa distancia jamás vas a poder comprender que necesita y como ayudarlo. Creer que tu hijo te manipula provoca una respuesta desde el enojo y la bronca. O muchas veces la solución que se encuentra es ignorarlo. Creer que los niños manipulan genera una lucha de poder donde cada uno puja por ganar de manera individual. De esta forma el niño queda solo frente al conflicto y la distancia es muy grande.

Pensar que nuestro hijo NOS NECESITA nos acerca a él. Comprender que esta aprendiendo a expresar lo que le pasa y que no tiene, o aún es rudimentaria, la herramienta de la palabra para transmitirlo nos permite intentar interpretar lo que le sucede y querer ayudarlo. De esta forma no hay dos bandos, sino qué quién gana o pierde están del mismo lado. Mama o papa y su hijo están cerca, de la misma vereda para poder enfrentar los conflictos juntos y aprender de la experiencia. Esa cercanía trae escucha y empatía y la respuesta va a ser de respeto, contención y amor.


Lic. Mariela Cacciola

viernes, 3 de mayo de 2013

La crianza con apego promueve el amamantamiento prolongado, el colecho (dormir con los hijos para que sientan a sus padres más cerca) y un mayor contacto físico en brazos.



 
Por Paz Berri el Clarin.com

“Ponlo en el coche que lo vas a malcriar”. “Quiere brazos porque se acostumbró”. “Déjalo llorar que se va a cansar y dormirá”. Estas y otras frases similares escuchan a diario miles de mujeres que transitan la tarea de ser madres. Si embargo, hace un tiempo que se rescató una vieja tendencia que tiene en cuenta otras voces (y otro tipo de crianza): la crianza con apego. 

Este término, que comenzó a utilizar el pediatra americano Williams Sears (tomando la teoría del apego del psiquiatra John Bowlby 1907-1990), se basa en la idea de que un fuerte vínculo emocional de los padres con el bebé, los hará más seguros y confiados. Lo que se promueve, entre otras cosas, es el amamantamiento prolongado, dormir con los hijos para que sientan a sus padres más cerca (colecho), y un mayor contacto físico en brazos. 

Un tema en plena discusión 

Hoy, el tema está de moda y hay posturas a favor y en contra. Pero, también, un poco de falta de información. Hay mujeres que creen que deben dejar de trabajar, dedicarse full time a los hijos, cerrar la cuna, no usar cochecito y responder a las demandas de los niños sin límites. Pero no hay que ir a los extremos. Se trata, en última instancia, de criar con amor y a conciencia, lo cual no significa malcriar. 

El doctor Sergio Snieg, del Comité Nacional de Pediatría Ambulatoria de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), dice que “malcriar” es enseñarle al bebé a no buscar a sus padres porque éstos no van a hacer caso a su llanto, o dejarlo que se acostumbre a estar solo cuando esto no es lo natural: ‘biencriar’ en cambio, tiene que ver con darle brazos y contacto físico, enseñarle que puede contar con ellos, y que lo protegen frente a la angustia”, detalla Snieg. 

Si el bebé estuvo nueve meses en contacto directo con el cuerpo de su mamá, ¿por qué pensamos que al nacer necesitará algo diferente?: “Es increíble cómo la cultura y sus conceptos de lo que significa malcriar alejan a los padres de lo instintivo en relación con la crianza de sus hijos”, dice Paula Liwski, psicopedagoga especializada en crianza. Y agrega: “Darles amor, contacto y protección nunca puede ser perjudicial”. 

Rescate emocional 

Según explica la psicóloga Adriana Penerini, especialista en maternidad y crianza, el apego es la cercanía, y la necesidad que tienen el niño de la madre y la madre del niño. Pero la forma en que cada uno desarrolle este apego tiene que ver con el estilo del vínculo, de la cultura y de la época: “No es necesario dormir en la misma cama para que el hijo se sienta acompañado y cuidado con amor. Tampoco hace falta darle durante años la teta. Lo que debemos hacer es respetar sus necesidades y las de la madre, que también existen. Y que si está en pareja, en algún momento debe ser ‘rescatada’ por su hombre para recobrar su singularidad”, explica Penerini. 

Por otra parte, la licenciada María Soledad Martín, directora de la Tecnicatura Universitaria en Puericultura y Crianza Fundalam-UNSAM (Universidad Nacional de San Martín), comenta que si bien compartir la cama puede brindar contención y contacto (teniendo en cuenta las pautas de sueño seguro), también hay que estar atentos a cuándo el colecho se realiza como un modo de aferramiento al niño por parte de los adultos. Aquí ya estaríamos en un “terreno disfuncional”, que nada tiene que ver con el favorecer su desarrollo saludable. 

Alejandra Martínez, doula (asesora a mamás antes y despué delnacimiento) y responsable de Maminia (empresa que comercializa productos que favorecen el vínculo mama-bebé), despeja el camino diciendo que es importante entender que no se trata de decidir si “dejamos al niño llorando y le enseñamos a dormir” (como propone el libro “Duérmete Niño” de Eduard Estivill) o “dormimos con nuestros hijos, les damos la teta todo lo que pida, y andamos con ellos cargados todo el tiempo”. Lo que se busca es tener una mirada particular de cada chico, y ver qué es lo que le funciona mejor a cada familia

Sin culpas 

Hay algo claro: desde hace unos años, existe una corriente que tiene muy en cuenta la importancia del contacto padres e hijos, sobre todo en los primeros años de vida. Y esto es así porque hoy se sabe que los primeros vínculos serán el modelo que va a repetir el bebé en las relaciones posteriores. 

El reconocido pediatra español Carlos González, experto en lactancia materna y autor del libro “Bésame mucho”, habló con Buena Vida, y destacó la importancia de no tener miedo de tomar al niño en brazos, besarlo y consolarlo cuando llora, si uno como padre así lo desea: “En cuanto a dar o no el pecho en forma prolongada, esto es muy particular de cada caso. Muchas mamás no pueden hacerlo, y también es posible dar la mamadera con mucho cariño. Así como también se puede dar el pecho con muy poco amor”, detalla González. 


Un equilibrio

Sin dudas, lo que muchas mujeres están pidiendo casi a gritos es la posibilidad de poder ocuparse de sus hijos en “calidad y cantidad” (porque sin cantidad, la calidad no tiene escenario), sosteniendo de alguna manera su mundo laboral: “Hay una necesidad de conciliar los roles. El tema es que la sociedad debe acompañar. Debería haber más flexibilidad laboral, y mayores  permisos laborales

post-parto”, subraya Martínez. 

Mientras tanto, muchas madres intentan trabajar desde sus casas, o media jornada. Por supuesto, son decisiones que implican resignar otras cosas. Pero aquí es donde hay que establecer prioridades. 

Para quienes están todo el día afuera, Liwski recomienda llegar a casa dejando de lado celulares y temas pendientes por un rato: “Los chicos necesitan que nos conectemos con ellos. Y si sienten nuestra presencia con ojos, corazón y mente disponibles, después podrán dejarnos ir y que sigamos con nuestras obligaciones”, detalla. Y lo más importante. Tener presente siempre que se trata de construir una manera propia de ser mamá. Un modelo auténtico que combine el amor y la presencia con la vida individual de cada una.

La Alimentación en el Embarazo


La nutrición de la embarazada es clave para el buen desarrollo del bebé. Es un período en el que la forma de alimentarse de la madre repercute no sólo en su salud, sino en la del bebé que se está gestando, por tanto hay al menos 10 cosas que debes saber para llevar una alimentación sana en el embarazo.
Mantener una dieta variada, completa y equilibrada es fundamental para tener un embarazo saludable, acompañada siempre de la práctica de ejercicio. Controlar el aumento de peso, elegir los nutrientes y los alimentos adecuados, así como la forma de cocinarlos son algunos de los consejos que debéis tener en cuenta.

1) Haz varias comidas al día

La digestión en el embarazo es más lenta, lo cual da sensación de pesadez. Por eso, para evitarlo, en lugar de hacer comidas copiosas, lo más recomendable es comer varias veces al día poca cantidad. También es una buena forma de combatir las náuseas de los primeros meses.
El picoteo durante horas no es contraproducente para el control de peso si se eligen snacks saludables como frutos secos, crudities, tostas y piezas de fruta.

2) Pescado sí, pero con precaución

El pescado es un alimento excelente para la embarazada por ser fuente importante de omega 3 y omega 6, pero hay que limitar la cantidad de ciertas especies.
Los pescados grandes como el atún rojo y el emperador, poseen altas concentraciones de mercurio, cuyo efecto tóxico acumulativo se relaciona con daños neurológicos y cerebrales en el bebé.
Los pescados pequeños que no acumulan mercurio se pueden consumir con total seguridad unas tres veces en el menú semanal. Estos son, por ejemplo: el atún blanco, el salmón, la merluza, el lenguado, las sardinas, los arenques, la caballa, boquerón o bocarte, salmonete, anguila, jurel o chicharro común, verdel, palometa, trucha marina, cazón…
Durante el embarazo, no se recomienda el consumo de pescado crudo como sushi o sashimi.

3) Cuida la seguridad de los alimentos

Así como se recomienda limitar la ingesta de ciertos pescados por el riesgo acumulativo de mercurio, hay otros alimentos con lo que se debe tener máxima precaución.
El jamón está asociado al riesgo de toxoplasmosis, aunque estudios recientes aseguran que un jamón bien curado y de buena procedencia tiene mínimo riesgo, pero a ver quien se atreve.
Se desaconseja comer carne cruda, así como huevos que no estén bien cuajados ni quesos no pasteurizados. Asimismo, también hay que estar precavidas ante posibles contaminantes, alimentos procedentes de cultivos transgénicos.
Lava muy bien los utensilios de cocina después de usarlos, así como frutas y verduras para eliminar restos de suciedad y pesticidas.

4) Mantente hidratada

Los cambios fisiológicos que experimenta la mujer en el embarazo hacen que sea necesario aumentar la ingesta diaria de agua. Los expertos recomiendan consumir unos dos litros de agua al día.
El agua, ya sea directa o la que proviene de los alimentos, es beneficiosa para prevenir algunas de las molestias típicas del embarazo como el estreñimiento, el dolor de cabeza, y al contrario de lo que pueda pensarse, contribuye a prevenir el edema, un hinchazón producida por el exceso de líquido en los tejidos.
También contribuye a prevenir infecciones urinarias, una de las principales causas de parto prematuro, y ayuda a mantener niveles adecuados de líquido amniótico, el cual se va renovando constantemente.

5) Cero alcohol

No hay una cantidad moderada de alcochol que pueda considerarse segura en el embarazo. Se sigue recomendado evitarlo, pues es imposible saber cuál es el nivel seguro de consumo. Los efectos que puede tener beber la misma cantidad de alcohol varía de una mujer a otra, según la etapa de embarazo, su propia fisiología y tolerancia al alcohol.
El alcohol atraviesa la placenta y pasa el feto cuyos tejidos y órganos se están formando pudiendo afectar su desarrollo. Es la segunda causa de trastorno mental, así que mejor mantenerlo alejado.

6) Aumenta el consumo de frutas y verduras

vegetalesEn el embarazo, hay una mayor necesidad de nutrientes y vitaminas, por tanto las frutas, verduras y hortalizas son los alimentos más adecuados para cubrirla, a la vez que aportan fibra, líquidos y contribuyen a prevenir molestias.
Frutas y verduras constituyen el segundo escalón de la pirámide alimenticia y se recomienda un consumo diario de al menos cinco piezas al día. A la vez, hay que equilibrar la dieta con alimentos de todos los grupos.

7) Incluye en la dieta alimentos de todos los grupos

Lo importante es llevar una dieta equilibrada donde no falten alimentos de todos los grupos.
A las frutas, las verduras y hortalizas hay que sumarle las legumbres, los cereales y sus derivados (pan, arroz, pasta), preferiblemente integrales, lácteos, que aportan calcio, carnes magras, pescados, huevos y frutos secos y en la punta de la pirámide, sólo de forma ocasional, dulces y grasas.
A partir de la segunda mitad de la gestación, las necesidades energéticas aumentarán entre 250 y 300 calorías extra diarias.

8) La forma de cocinar los alimentos

La forma más saludable de preparar los alimentos es a la plancha, especialmente las carnes y las verduras pues conservan sus valores nutricionales sin necesidad de aceites añadidos. Los pescados y las verduras también van muy bien al vapor.
Si optas por hervir los alimentos, introdúcelos cuando el agua está muy caliente y en trozos grandes para disminuir la pérdida de vitaminas y nutrientes.
Cuando se cocine al horno hay que controlar la cantidad de aceite y grasas que se añadan al alimento. Las frituras conviene restringirlas a una vez por semana y siempre en aceite de oliva. Al wok también es un interesante forma de cocinar los alimentos, especilamente verduras, hortalizas, carnes y pollo. Quedan crujientes y muy sabrosos.

9) Los condimentos en la dieta de la embarazada

Evita añadir demasiada sal a los alimentos a la hora de cocinarlos, ya de por sí muchos alimentos, al envasarlos, se les añade sal.
El aceite de oliva es, sin duda, el mejor condimento, pues contiene antioxidantes y ácido oléico y además es rico en ácidos grasos esenciales, omega 3 y omega 6, con demostrados beneficios durante la gestación.
En lugar del vinagre, elige el limón para condimentar las ensaladas, la vitamina C ayuda a la absorción del hierro de los alimentos.
Asimismo, evita condimentar demasiado las comidas, sobretodo los picantes para prevenir la acidez y el malestar de estómago, así como las hemorroides.

10) Controla tu peso

Si bien el embarazo no es una etapa adecuada para hacer régimen, sí es importante controlar el aumento de peso para evitar complicaciones, tanto por el bien de nuestra salud como la del bebé.
El aumento de peso ideal durante el embarazo ronda entre lo 9 y 12 kilos, aunque depende de cada caso concreto el ginecólogo valolará si un menor o mayor aumento de peso están justificados o no suponen riesgos

martes, 19 de febrero de 2013

El Apego Seguro y el Desarrollo Emocional en los Niños


Los padres nos preguntamos, lógicamente, que conducta debemos tener para ayudar a que nuestros hijos crezcan felices, sanos emocionalmente y responsables. Una de las claves para esto está en el apego y también en los consejos que recibimos de los profesionales de la psicología infantil.
Para aclarar los tipos de apego y las conductas paternales que los crean vamos a revisar la entrevista a la psicóloga infantil Teresa García, directora del gabinete Sin Castigos.
¿La formación de un psicólogo le prepara para entender bien el desarrollo emocional de los niños?
¿En qué universidad? No conozco los planes de estudios de todas las universidades españolas. En la UNED, dónde estudié yo, había asignaturas contradictorias.
En “evolutiva” te cuentan las etapas de la vida de una persona, y qué se puede esperar en cada etapa, por supuesto las primeras etapas están incluidas. Pero después se explican métodos que no respetan lo esperable de un niño o niña en las primeras etapas de su formación. Sin embargo, se habla de la formación física, no de la formación emocional.
En mi carrera al menos no encontré asignaturas que hablaran de necesidades emocionales. De apego.
Las estadísticas muestran que el tipo de apego que se desarrolla en los primeros meses y años de vida, se manifiesta en el tipo de vida que va a tener la persona. El tipo de relaciones sociales que va a desarrollar. Tanto es así que correlaciona con el trabajo, el matrimonio o las amistades que elige la persona.
¿Qué implica el apego seguro?
Más que lo que implica, prefiero decir qué lo distingue de otros tipos de apego. Cuando un niño o niña tiene apego seguro, investiga a cierta distancia de su mamá, o persona de referencia, lo que hay a su alrededor. Si queda con un desconocido (experimentos de Mary Ainworth) expresa estrés, pero en cuanto aparece su persona de referencia, recibe consuelo de ella y consigue calmarse.
¿Es entonces natural que un bebé llore si lo atiende alguien que no es su cuidador principal?
Ten en cuenta que somos biológicamente dependientes de otros en los primeros años de vida. Nuestra actual civilización es relativamente joven. Y estar lejos de su cuidador principal implica literalmente la muerte.
No en nuestra cultura, pero biológicamente no lo “sabemos”. El bebé que más patalea y más ruido hace, tiene más probabilidad de ser atendido, en la naturaleza al menos. Y la raza humana, no está al margen de la naturaleza. Lo que no es natural es que un bebé no llore cuando le atiende un desconocido o desconocida.
¿Qué sucede cuando a un bebé lo atienden en unas ocasiones y en otras no?
Desarrollamos nuestra conciencia en base a aquello que se va repitiendo en nuestra vida. Así cuando no hay un esquema claro, ya que el cuidador está a veces y otras no, es difícil para un bebé hacer predecible su vida.
En estas etapas cuando la vida no es predecible, biológicamente es peligrosa, así que el bebé tiende a desarrollar una conducta de miedo y protección. Como no tiene constancia de qué es lo que viene a continuación, estará continuamente en busca de un esquema seguro. Eso puede manifestarse como una búsqueda constante de atención. Este tipo de conducta desarrolla un tipo de apego, etiquetado como desorganizado.
¿Y cuando el cuidador principal trata al bebé con violencias (no lo atiende, le grita, le pega o le castiga)?
En este caso particular existe un esquema relativamente claro para el bebé. Necesita escapar de la violencia. También desarrolla estrés continuo. Digamos que en el caso anterior el bebé no sabe qué es lo que viene a continuación. En este caso si qué lo sabe, pero genera ansiedad y miedo al dolor, aunque en este caso es un dolor predecible. En estos casos se suele desarrollar el apego evitativo.
¿Las diferentes formas de apego del niño se relacionan con las relaciones que desarrolla esa persona en la vida adulta?
La correlación en este sentido es bastante clara. Apego seguro, tiene relación positiva con “éxito” profesional y social, mientras que tiene negativa con enfermedades mentales.
Mientras que los otros dos tipos que he nombrado correlacionan positivamente con enfermedades mentales y psicosomáticas, y negativa con dicho éxito.
La probabilidad apunta a que el apego seguro es el que conviene en nuestra sociedad, tanto para éxito social como para ahorrar recursos en servicios sociales y clínicos
.
La capacidad de reflexión en nuestra sociedad no está potenciada.

Pero, sabiendo esto, ¿Qué hace que muchos psicólogos aconsejen técnicas o cuidados que implican falta de atención a un bebé que la demanda?
Los psicólogos somos personas. Hemos crecido en una cultura determinada. Y nuestras universidades, le “dan la razón” a la cultura, aunque también dan los datos. Digamos que es necesario que te des cuenta de que los datos apuntan hacia un lugar y las asignaturas a otro. Comparar las asignaturas para comprobar si tienen coherencia o no.
Pero muchas veces cuando las personas están estudiando en la universidad, necesitan tener un aprobado. Porque así está estructurado. Y el aprobado muchas veces no lo tienes por comparar y pensar, sino por ser bueno en memorizar.
Ya desde la escuela se premia más la memoria que la curiosidad. Después empiezas a trabajar, pero te insertas normalmente en un gabinete, o clínica, que ya tienen su “sistema de trabajo”.
Le agradecemos a la psicóloga Teresa García y a Bebés y más. 

jueves, 17 de enero de 2013

¿Cuáles son los beneficios de abrazar a tu bebé?


Abrazar a tu bebé es un acto instintivo y natural que se realizas para mostrarle el cariño y el afecto que sientes por él. Pero más allá del significativo beneficio que reporta al niño el factor afectivo, el abrazo también tiene un importante poder tranquilizador y terapéutico y ayuda a los padres a transmitir a sus pequeños una sensación de seguridad y protección que puede repercutir en el desarrollo de su carácter y personalidad. Por ello, la Organización Mundial de la Salud lo recomienda como una técnica saludable y con muchos beneficios.
Los abrazos proporcionan numerosos beneficios físicos a los bebés: les ayudan a regular la temperatura y sus patrones de respiración, mejoran la estabilidad del ritmo cardíaco,  afectan positivamente a su ganancia de peso y al crecimiento y favorecen la oxigenación, entre otros.
Gracias a la estimulación sensorial que se obtiene por el contacto piel con piel y la cercanía con otras personas, el abrazo brinda beneficios cognitivos.
El abrazo encierra un poder tremendo. Crea un vínculo entre las personas y rompe las barreras de una manera que ninguna otra cosa consigue.
Se considera que mantener un contacto físico estrecho con el niño en los primeros meses de vida es esencial para la formación de su carácter y que, del mismo modo, la falta de esta muestra de afecto puede incidir en el desarrollo de su personalidad.

Lasseisventajasprincipalesdeabrazaratubebé


Fortalece los vínculos afectivos: el abrazo es el método más eficaz para transmitir al bebé el afecto que se siente por él y comenzar a crear así el vínculo entre padres e hijos. El abrazo es importante en esta primera etapa, sobre todo, para optimizar el vínculo con el padre, puesto que al no tener la posibilidad de experimentar la cercanía que proporciona la lactancia, con el acto de abrazar puede alcanzar un importante grado de intimidad con el pequeño y estrechar los lazos con él.

Proporciona seguridad: después de nueve meses en el vientre materno, protegido de todos los agentes externos, el bebé debe habituarse de un modo brusco a un nuevo entorno y prescindir del efecto envolvente y de seguridad con el que contaba durante la gestación. La madre devuelve al pequeño esta seguridad al tomarle en sus brazos y unirle a su cuerpo lo suficiente para que pueda percibir los latidos de su corazón.
Tiene un efecto tranquilizador: los bebés lloran con frecuencia, ya que es la forma recurrente que tienen para expresar sus necesidades fisiológicas. Pero en ocasiones también lloran tan solo para reclamar afecto. En ambos casos, el abrazo ejerce un efecto tranquilizador y calmante que ayuda a reconfortar al pequeño, puesto que evita que se sienta ignorado o abandonado por el adulto.
Facilita la digestión: durante los primeros meses, tanto si la lactancia es materna como artificial, el bebé se alimenta en posición horizontal. Para ayudarle a expulsar los gases y el aire aspirado después de comer, es recomendable abrazar al pequeño en posición vertical y practicarle a la vez un pequeño masaje en la espalda. Esta postura es del mismo modo efectiva para calmar al bebé en el caso de que sufra el denominado cólico del lactante. 
Les enseña el mundo: mientras el bebé permanece tumbado en el cochecito o en la cuna, tiene bastante limitada el área de visión. Sin embargo, la posición vertical que adquiere cuando lo abrazamos y le permitimos observar más allá y adquirir una perspectiva diferente y más atractiva del mundo que le rodea.
Les ayuda a conciliar el sueño: el abrazo ayuda al bebé a relajarse cuando se acerca el momento de dormir y le tranquiliza cuando la falta de sueño le provoca el llanto. En estas ocasiones, lo más recomendable es acunarlo con movimientos rítmicos, e incluso, cantarle alguna canción de cuna.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Niños "Manipuladores"


Hoy quiero compartir con ustedes otro trozo de la charla del pediatra Carlos González;  donde habla acerca de cómo y por qué los niños nos manipulan, no me malinterpreten, no es la manipulación de la cual solemos oír hablar, aquella que tiene una connotación tan negativa e irrespetuosa hacia los niños...

Comienza mostrándonos una diapositivas en las que una madre inglesa juega con su bebé, y narrándolas:
"Esta es una niña que es inglesa y su mamá le dice: "Pretty baby! Pretty baby!", y la niña, aunque la madre no se dé cuenta, está bailando al ritmo de lo que la madre canta. ¿Qué efecto tiene esto sobre la madre? Que se le cae la baba. No se da cuenta conscientemente de que está haciendo esto pero tiene un efecto. De hecho se ha demostrado que los niños ciegos sufren más malos tratos que los niños que ven. (La mayoría de las madres de niños ciegos no los maltratan, lo que quiero decir es que en vez de 1 entre 1000, son 5 entre 1000, sigue habiendo 995 que no los maltratan pero 1 es 5 veces más de uno. Me invento las cifras porque no sé cuáles son exactamente, pero es para ilustrar el ejemplo.)

Es un hecho, y se ha demostrado en estudios, que los niños ciegos sufren más malos tratos y se cree que es porque no reaccionan igual a la madre. Porque esa madre no siente del mismo modo que su hijo está por ella, que la mira, que la sigue, que responde a lo que ella hace, que sonríe cuando ella le sonríe. De alguna manera te cuesta más creer que tu hijo te quiere. Claro, la mayoría de las madres tienen una educación, tienen una cultura, tienen unas convicciones éticas, saben que es su hijo, saben que tienen que cuidarle muy bien y le cuidan muy bien, pero en algunas circunstancias un poco límites pues ese hecho de que el niño sea simpático y te caiga bien, o de que esta niña no te sonría ni te haga nada puede ser la diferencia entre que lo trates bien o no. "
Continúa mostrando otra imagen, en la que un abuelo juega con su nieta recién nacida, y explica:
"... Más difícil todavía, una niña que tiene menos de 10 días está riendo porque está jugando con su abuelo. Por supuesto no sabe que es su abuelo, esta niña haría lo mismo con cualquier persona que se le acercase.  El abuelo, que también tiene el instinto "abuelar", se pone a la distancia adecuada. Los recién nacidos ven bien, pero ven bien a un palmo de distancia.  Lo que está más lejos lo ven borroso. Porque lo que está más lejos, no necesitan verlo, lo que necesitan es ver a su madre cuando están en brazos. El  abuelo se pone a la distancia adecuada, mira a la niña a los ojos, la niña lo mira a él, y el abuelo inicia un juego  con el dedo como diciendo: "venga, agarra el dedito". (Como hay una raya en la colcha, podemos ver exactamente quién se mueve y quién no se mueve.)

El abuelo pone el dedo, la niña obedeciendo al abuelo, mueve el brazo, el abuelo como está jugando, retira el dedo, la niña sigue moviendo el brazo. El abuelo se deja ganar, faltaría más, y la niña le coge el dedo. Y ahora observen qué hace la niña espontáneamente, agita el brazo como diciendo: "venga abuelo, otra vez". A partir de ese momento, la niña da las instrucciones y el abuelo obedece, y aún no tiene 10 días. Fijaos dónde tiene el dedo el abuelo. El abuelo obedeciendo a la niña mueve el dedo otra vez más allá de la raya, ella vuelve a levantar el brazo, el abuelo lo vuelve a retirar un poco, la niña lo vuelve a agarrar. Y así seguirán hasta que se canse uno de los dos. "
Seguidamente, el Dr. Carlos González nos explica su concepto de manipulación, como siempre, desde una óptica respetuosa hacia los niños y su naturaleza:
"Luego nos dicen que los niños lloran para manipularnos. Cualquier niño que se precie puede manipularnos sin necesidad de llorar. Ni siquiera necesitan reír. Los niños de menos de 10 días no saben siquiera sonreír, sin embargo saben dar órdenes, como esta niña a su abuelo, y a los padres y a quien se le ponga por delante.

Y es que  la palabra manipular ha caído un poco en descrédito,  cuando nos dicen que los niños nos manipulan, que son manipuladores y parece que estuvieran hablando del científico loco que quiere dominar el mundo. Pero manipular no significa eso, manipular significa hacer cosas con las manos.  Tú cuando vas a un restaurante esperas  que el cocinero  tenga el carnet de manipulador de alimentos, tú no dirías: "no, no, a este restaurante no voy porque son unos manipuladores.". Tú quieres que sean manipuladores profesionales de alimentos.

Todos sabemos que hay que manipular cosas para sobrevivir, tenemos que llevarnos la comida a la boca, tenemos que limpiarnos, tenemos que protegernos, tenemos que vestirnos, pero los bebés no pueden hacer todo eso. El bebé humano es completamente indefenso. No puede llevarse la comida a la boca, no puede vestirse, no puede limpiarse, no puede moverse de un sitio a otro, no puede siquiera espantarse una mosca. Y sin embargo, sin todas esas cosas se moriría en pocos días, por lo tanto necesita  que alguien manipule todo eso en su lugar. Y ese alguien normalmente es la madre. Lo políticamente correcto sería  decir "los padres", pero vamos a reconocer el mérito a quien realmente lo tiene, que por lo general es la madre."
Y finaliza recalcando por qué los niños manipulan a los adultos que tienen a su alrededor:
"El bebé manipula a los adultos para que los adultos manipulen el mundo y de esa manera puedan sobrevivir, no manipulan al adulto porque se aprovechan de ti, porque es un malvado, porque es un perverso, porque te quiere tomar el pelo. Manipula porque si no pudiera manipular se moriría sencillamente. "
¿Y ustedes qué opinan? ¿Ese era el concepto de "manipulación" que tenían antes de leer este artículo, o ahora la ven con otros ojos?


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