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jueves, 5 de diciembre de 2013

No son como nos lo contaron



He leído este texto por casualidad y me ha encantado. Por ello, lo comparto con vosotras, sé que les gustará tanto o más que a mí.
No. Los bebés no son como nos lo contaron. A los bebés no les gusta dormir en cuna. Rodeados de barrotes. Presos en una jaula. No. Los bebés quieren dormir junto al cuerpo de su mami, calentito, seguro, amparados, amados, tocados.
 No. Los recién nacidos no quieren siquiera estar en posición horizontal. Quieren dormir en tu pecho, en vertical, meciéndose al arrullo de tu corazón. En horizontal su digestión se ralentiza, vomitan, buchean, cogen cólicos, se asustan, se sienten vulnerables.
No. Los bebés no se acostumbran a los brazos: ya nacen acostumbrados. Desde el principio saben bien lo que es bueno.
No. Los bebés no duermen toda la noche. Se despiertan a cada rato. Para comer y para no comer. Para comprobar que estás a su lado y que los estás cuidando. Para cerciorarse de tu presencia, que es su seguridad. Para tocarte y olerte.
No. Los bebés no quieren estar solos. No quieren perderte de vista ni un minuto, quieren estar junto a ti, en el centro de la vida.
No. Los bebés no quieren jugar solos en un corral. Quieren jugar contigo, sonreír, ser atendidos, treparte por encima, gatear por el salón.
No. Los bebés no quieren tomar leche de otra especie. Quieren leche de la suya, de la que sabe a mamá.
No. Los bebés no quieren chupar todo el día un trozo de plástico. Quieren chupar tus pechos, sus manitos, tus dedos… piel humana.
No, los bebés no quieren que los vistas, ni que les pongas tejidos picones, pendientes en las orejas, ropas apretadas, cintas, encajes y otras cosas molestas. Quieren estar desnudos, correr sin zapatos, disfrutar del tacto de la naturaleza en su piel, del piel con piel contigo.
No. Los bebés no quieren estar quietos. Quieren que te muevas, que los mezas, los arrulles, que andes y pasees, y los lleves contigo. En cuanto pueden, quieren gatear, correr, saltar, explorar, llegar a todas partes…
Sí. Los bebés son curiosos por naturaleza. Quieren y deben tocarlo todo. Incluidas esas cosas que más tú tocas: los mandos, los relojes, los teléfonos, los equipos informáticos…Su riqueza sensorial se desarrolla a partir de ahí.
No. Los bebés aprenden lo que viven. Si siempre oyen “no”, pronto a todo te dirán no. Si a todo tienes miedo, pronto a todo tendrán miedo.
No. Los bebés no son alto-demandantes. Somos nosotros los bajo-tolerantes, los bajo-pacientes, los bajo-disponibles, los bajo-respondedores.
No. Los bebés no quieren que los dejes. Quieren ir contigo a todas partes, eres su ejemplo, su seguridad, su referente, su único universo.
Te guste o no te guste, así son los bebés humanos, primates, mamíferos. Si quieres comprobarlo, tan solo ten uno. Ninguna otra especie desconoce y putea tanto a sus propias crías. Si queremos un mundo un poquito más humano, bien haríamos en comprenderlo.
No son como nos lo contaron. Son infinitamente mejores y más inteligentes. Cualquiera que ve a estas crías diría: ¡qué especie tan avanzada! ¿Y cómo se convirtieron en lo que hay?



 by: Mimitos de mama…. El amor no malcria

viernes, 3 de mayo de 2013

La crianza con apego promueve el amamantamiento prolongado, el colecho (dormir con los hijos para que sientan a sus padres más cerca) y un mayor contacto físico en brazos.



 
Por Paz Berri el Clarin.com

“Ponlo en el coche que lo vas a malcriar”. “Quiere brazos porque se acostumbró”. “Déjalo llorar que se va a cansar y dormirá”. Estas y otras frases similares escuchan a diario miles de mujeres que transitan la tarea de ser madres. Si embargo, hace un tiempo que se rescató una vieja tendencia que tiene en cuenta otras voces (y otro tipo de crianza): la crianza con apego. 

Este término, que comenzó a utilizar el pediatra americano Williams Sears (tomando la teoría del apego del psiquiatra John Bowlby 1907-1990), se basa en la idea de que un fuerte vínculo emocional de los padres con el bebé, los hará más seguros y confiados. Lo que se promueve, entre otras cosas, es el amamantamiento prolongado, dormir con los hijos para que sientan a sus padres más cerca (colecho), y un mayor contacto físico en brazos. 

Un tema en plena discusión 

Hoy, el tema está de moda y hay posturas a favor y en contra. Pero, también, un poco de falta de información. Hay mujeres que creen que deben dejar de trabajar, dedicarse full time a los hijos, cerrar la cuna, no usar cochecito y responder a las demandas de los niños sin límites. Pero no hay que ir a los extremos. Se trata, en última instancia, de criar con amor y a conciencia, lo cual no significa malcriar. 

El doctor Sergio Snieg, del Comité Nacional de Pediatría Ambulatoria de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), dice que “malcriar” es enseñarle al bebé a no buscar a sus padres porque éstos no van a hacer caso a su llanto, o dejarlo que se acostumbre a estar solo cuando esto no es lo natural: ‘biencriar’ en cambio, tiene que ver con darle brazos y contacto físico, enseñarle que puede contar con ellos, y que lo protegen frente a la angustia”, detalla Snieg. 

Si el bebé estuvo nueve meses en contacto directo con el cuerpo de su mamá, ¿por qué pensamos que al nacer necesitará algo diferente?: “Es increíble cómo la cultura y sus conceptos de lo que significa malcriar alejan a los padres de lo instintivo en relación con la crianza de sus hijos”, dice Paula Liwski, psicopedagoga especializada en crianza. Y agrega: “Darles amor, contacto y protección nunca puede ser perjudicial”. 

Rescate emocional 

Según explica la psicóloga Adriana Penerini, especialista en maternidad y crianza, el apego es la cercanía, y la necesidad que tienen el niño de la madre y la madre del niño. Pero la forma en que cada uno desarrolle este apego tiene que ver con el estilo del vínculo, de la cultura y de la época: “No es necesario dormir en la misma cama para que el hijo se sienta acompañado y cuidado con amor. Tampoco hace falta darle durante años la teta. Lo que debemos hacer es respetar sus necesidades y las de la madre, que también existen. Y que si está en pareja, en algún momento debe ser ‘rescatada’ por su hombre para recobrar su singularidad”, explica Penerini. 

Por otra parte, la licenciada María Soledad Martín, directora de la Tecnicatura Universitaria en Puericultura y Crianza Fundalam-UNSAM (Universidad Nacional de San Martín), comenta que si bien compartir la cama puede brindar contención y contacto (teniendo en cuenta las pautas de sueño seguro), también hay que estar atentos a cuándo el colecho se realiza como un modo de aferramiento al niño por parte de los adultos. Aquí ya estaríamos en un “terreno disfuncional”, que nada tiene que ver con el favorecer su desarrollo saludable. 

Alejandra Martínez, doula (asesora a mamás antes y despué delnacimiento) y responsable de Maminia (empresa que comercializa productos que favorecen el vínculo mama-bebé), despeja el camino diciendo que es importante entender que no se trata de decidir si “dejamos al niño llorando y le enseñamos a dormir” (como propone el libro “Duérmete Niño” de Eduard Estivill) o “dormimos con nuestros hijos, les damos la teta todo lo que pida, y andamos con ellos cargados todo el tiempo”. Lo que se busca es tener una mirada particular de cada chico, y ver qué es lo que le funciona mejor a cada familia

Sin culpas 

Hay algo claro: desde hace unos años, existe una corriente que tiene muy en cuenta la importancia del contacto padres e hijos, sobre todo en los primeros años de vida. Y esto es así porque hoy se sabe que los primeros vínculos serán el modelo que va a repetir el bebé en las relaciones posteriores. 

El reconocido pediatra español Carlos González, experto en lactancia materna y autor del libro “Bésame mucho”, habló con Buena Vida, y destacó la importancia de no tener miedo de tomar al niño en brazos, besarlo y consolarlo cuando llora, si uno como padre así lo desea: “En cuanto a dar o no el pecho en forma prolongada, esto es muy particular de cada caso. Muchas mamás no pueden hacerlo, y también es posible dar la mamadera con mucho cariño. Así como también se puede dar el pecho con muy poco amor”, detalla González. 


Un equilibrio

Sin dudas, lo que muchas mujeres están pidiendo casi a gritos es la posibilidad de poder ocuparse de sus hijos en “calidad y cantidad” (porque sin cantidad, la calidad no tiene escenario), sosteniendo de alguna manera su mundo laboral: “Hay una necesidad de conciliar los roles. El tema es que la sociedad debe acompañar. Debería haber más flexibilidad laboral, y mayores  permisos laborales

post-parto”, subraya Martínez. 

Mientras tanto, muchas madres intentan trabajar desde sus casas, o media jornada. Por supuesto, son decisiones que implican resignar otras cosas. Pero aquí es donde hay que establecer prioridades. 

Para quienes están todo el día afuera, Liwski recomienda llegar a casa dejando de lado celulares y temas pendientes por un rato: “Los chicos necesitan que nos conectemos con ellos. Y si sienten nuestra presencia con ojos, corazón y mente disponibles, después podrán dejarnos ir y que sigamos con nuestras obligaciones”, detalla. Y lo más importante. Tener presente siempre que se trata de construir una manera propia de ser mamá. Un modelo auténtico que combine el amor y la presencia con la vida individual de cada una.

martes, 19 de febrero de 2013

El Apego Seguro y el Desarrollo Emocional en los Niños


Los padres nos preguntamos, lógicamente, que conducta debemos tener para ayudar a que nuestros hijos crezcan felices, sanos emocionalmente y responsables. Una de las claves para esto está en el apego y también en los consejos que recibimos de los profesionales de la psicología infantil.
Para aclarar los tipos de apego y las conductas paternales que los crean vamos a revisar la entrevista a la psicóloga infantil Teresa García, directora del gabinete Sin Castigos.
¿La formación de un psicólogo le prepara para entender bien el desarrollo emocional de los niños?
¿En qué universidad? No conozco los planes de estudios de todas las universidades españolas. En la UNED, dónde estudié yo, había asignaturas contradictorias.
En “evolutiva” te cuentan las etapas de la vida de una persona, y qué se puede esperar en cada etapa, por supuesto las primeras etapas están incluidas. Pero después se explican métodos que no respetan lo esperable de un niño o niña en las primeras etapas de su formación. Sin embargo, se habla de la formación física, no de la formación emocional.
En mi carrera al menos no encontré asignaturas que hablaran de necesidades emocionales. De apego.
Las estadísticas muestran que el tipo de apego que se desarrolla en los primeros meses y años de vida, se manifiesta en el tipo de vida que va a tener la persona. El tipo de relaciones sociales que va a desarrollar. Tanto es así que correlaciona con el trabajo, el matrimonio o las amistades que elige la persona.
¿Qué implica el apego seguro?
Más que lo que implica, prefiero decir qué lo distingue de otros tipos de apego. Cuando un niño o niña tiene apego seguro, investiga a cierta distancia de su mamá, o persona de referencia, lo que hay a su alrededor. Si queda con un desconocido (experimentos de Mary Ainworth) expresa estrés, pero en cuanto aparece su persona de referencia, recibe consuelo de ella y consigue calmarse.
¿Es entonces natural que un bebé llore si lo atiende alguien que no es su cuidador principal?
Ten en cuenta que somos biológicamente dependientes de otros en los primeros años de vida. Nuestra actual civilización es relativamente joven. Y estar lejos de su cuidador principal implica literalmente la muerte.
No en nuestra cultura, pero biológicamente no lo “sabemos”. El bebé que más patalea y más ruido hace, tiene más probabilidad de ser atendido, en la naturaleza al menos. Y la raza humana, no está al margen de la naturaleza. Lo que no es natural es que un bebé no llore cuando le atiende un desconocido o desconocida.
¿Qué sucede cuando a un bebé lo atienden en unas ocasiones y en otras no?
Desarrollamos nuestra conciencia en base a aquello que se va repitiendo en nuestra vida. Así cuando no hay un esquema claro, ya que el cuidador está a veces y otras no, es difícil para un bebé hacer predecible su vida.
En estas etapas cuando la vida no es predecible, biológicamente es peligrosa, así que el bebé tiende a desarrollar una conducta de miedo y protección. Como no tiene constancia de qué es lo que viene a continuación, estará continuamente en busca de un esquema seguro. Eso puede manifestarse como una búsqueda constante de atención. Este tipo de conducta desarrolla un tipo de apego, etiquetado como desorganizado.
¿Y cuando el cuidador principal trata al bebé con violencias (no lo atiende, le grita, le pega o le castiga)?
En este caso particular existe un esquema relativamente claro para el bebé. Necesita escapar de la violencia. También desarrolla estrés continuo. Digamos que en el caso anterior el bebé no sabe qué es lo que viene a continuación. En este caso si qué lo sabe, pero genera ansiedad y miedo al dolor, aunque en este caso es un dolor predecible. En estos casos se suele desarrollar el apego evitativo.
¿Las diferentes formas de apego del niño se relacionan con las relaciones que desarrolla esa persona en la vida adulta?
La correlación en este sentido es bastante clara. Apego seguro, tiene relación positiva con “éxito” profesional y social, mientras que tiene negativa con enfermedades mentales.
Mientras que los otros dos tipos que he nombrado correlacionan positivamente con enfermedades mentales y psicosomáticas, y negativa con dicho éxito.
La probabilidad apunta a que el apego seguro es el que conviene en nuestra sociedad, tanto para éxito social como para ahorrar recursos en servicios sociales y clínicos
.
La capacidad de reflexión en nuestra sociedad no está potenciada.

Pero, sabiendo esto, ¿Qué hace que muchos psicólogos aconsejen técnicas o cuidados que implican falta de atención a un bebé que la demanda?
Los psicólogos somos personas. Hemos crecido en una cultura determinada. Y nuestras universidades, le “dan la razón” a la cultura, aunque también dan los datos. Digamos que es necesario que te des cuenta de que los datos apuntan hacia un lugar y las asignaturas a otro. Comparar las asignaturas para comprobar si tienen coherencia o no.
Pero muchas veces cuando las personas están estudiando en la universidad, necesitan tener un aprobado. Porque así está estructurado. Y el aprobado muchas veces no lo tienes por comparar y pensar, sino por ser bueno en memorizar.
Ya desde la escuela se premia más la memoria que la curiosidad. Después empiezas a trabajar, pero te insertas normalmente en un gabinete, o clínica, que ya tienen su “sistema de trabajo”.
Le agradecemos a la psicóloga Teresa García y a Bebés y más. 

jueves, 17 de enero de 2013

¿Cuáles son los beneficios de abrazar a tu bebé?


Abrazar a tu bebé es un acto instintivo y natural que se realizas para mostrarle el cariño y el afecto que sientes por él. Pero más allá del significativo beneficio que reporta al niño el factor afectivo, el abrazo también tiene un importante poder tranquilizador y terapéutico y ayuda a los padres a transmitir a sus pequeños una sensación de seguridad y protección que puede repercutir en el desarrollo de su carácter y personalidad. Por ello, la Organización Mundial de la Salud lo recomienda como una técnica saludable y con muchos beneficios.
Los abrazos proporcionan numerosos beneficios físicos a los bebés: les ayudan a regular la temperatura y sus patrones de respiración, mejoran la estabilidad del ritmo cardíaco,  afectan positivamente a su ganancia de peso y al crecimiento y favorecen la oxigenación, entre otros.
Gracias a la estimulación sensorial que se obtiene por el contacto piel con piel y la cercanía con otras personas, el abrazo brinda beneficios cognitivos.
El abrazo encierra un poder tremendo. Crea un vínculo entre las personas y rompe las barreras de una manera que ninguna otra cosa consigue.
Se considera que mantener un contacto físico estrecho con el niño en los primeros meses de vida es esencial para la formación de su carácter y que, del mismo modo, la falta de esta muestra de afecto puede incidir en el desarrollo de su personalidad.

Lasseisventajasprincipalesdeabrazaratubebé


Fortalece los vínculos afectivos: el abrazo es el método más eficaz para transmitir al bebé el afecto que se siente por él y comenzar a crear así el vínculo entre padres e hijos. El abrazo es importante en esta primera etapa, sobre todo, para optimizar el vínculo con el padre, puesto que al no tener la posibilidad de experimentar la cercanía que proporciona la lactancia, con el acto de abrazar puede alcanzar un importante grado de intimidad con el pequeño y estrechar los lazos con él.

Proporciona seguridad: después de nueve meses en el vientre materno, protegido de todos los agentes externos, el bebé debe habituarse de un modo brusco a un nuevo entorno y prescindir del efecto envolvente y de seguridad con el que contaba durante la gestación. La madre devuelve al pequeño esta seguridad al tomarle en sus brazos y unirle a su cuerpo lo suficiente para que pueda percibir los latidos de su corazón.
Tiene un efecto tranquilizador: los bebés lloran con frecuencia, ya que es la forma recurrente que tienen para expresar sus necesidades fisiológicas. Pero en ocasiones también lloran tan solo para reclamar afecto. En ambos casos, el abrazo ejerce un efecto tranquilizador y calmante que ayuda a reconfortar al pequeño, puesto que evita que se sienta ignorado o abandonado por el adulto.
Facilita la digestión: durante los primeros meses, tanto si la lactancia es materna como artificial, el bebé se alimenta en posición horizontal. Para ayudarle a expulsar los gases y el aire aspirado después de comer, es recomendable abrazar al pequeño en posición vertical y practicarle a la vez un pequeño masaje en la espalda. Esta postura es del mismo modo efectiva para calmar al bebé en el caso de que sufra el denominado cólico del lactante. 
Les enseña el mundo: mientras el bebé permanece tumbado en el cochecito o en la cuna, tiene bastante limitada el área de visión. Sin embargo, la posición vertical que adquiere cuando lo abrazamos y le permitimos observar más allá y adquirir una perspectiva diferente y más atractiva del mundo que le rodea.
Les ayuda a conciliar el sueño: el abrazo ayuda al bebé a relajarse cuando se acerca el momento de dormir y le tranquiliza cuando la falta de sueño le provoca el llanto. En estas ocasiones, lo más recomendable es acunarlo con movimientos rítmicos, e incluso, cantarle alguna canción de cuna.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Niños "Manipuladores"


Hoy quiero compartir con ustedes otro trozo de la charla del pediatra Carlos González;  donde habla acerca de cómo y por qué los niños nos manipulan, no me malinterpreten, no es la manipulación de la cual solemos oír hablar, aquella que tiene una connotación tan negativa e irrespetuosa hacia los niños...

Comienza mostrándonos una diapositivas en las que una madre inglesa juega con su bebé, y narrándolas:
"Esta es una niña que es inglesa y su mamá le dice: "Pretty baby! Pretty baby!", y la niña, aunque la madre no se dé cuenta, está bailando al ritmo de lo que la madre canta. ¿Qué efecto tiene esto sobre la madre? Que se le cae la baba. No se da cuenta conscientemente de que está haciendo esto pero tiene un efecto. De hecho se ha demostrado que los niños ciegos sufren más malos tratos que los niños que ven. (La mayoría de las madres de niños ciegos no los maltratan, lo que quiero decir es que en vez de 1 entre 1000, son 5 entre 1000, sigue habiendo 995 que no los maltratan pero 1 es 5 veces más de uno. Me invento las cifras porque no sé cuáles son exactamente, pero es para ilustrar el ejemplo.)

Es un hecho, y se ha demostrado en estudios, que los niños ciegos sufren más malos tratos y se cree que es porque no reaccionan igual a la madre. Porque esa madre no siente del mismo modo que su hijo está por ella, que la mira, que la sigue, que responde a lo que ella hace, que sonríe cuando ella le sonríe. De alguna manera te cuesta más creer que tu hijo te quiere. Claro, la mayoría de las madres tienen una educación, tienen una cultura, tienen unas convicciones éticas, saben que es su hijo, saben que tienen que cuidarle muy bien y le cuidan muy bien, pero en algunas circunstancias un poco límites pues ese hecho de que el niño sea simpático y te caiga bien, o de que esta niña no te sonría ni te haga nada puede ser la diferencia entre que lo trates bien o no. "
Continúa mostrando otra imagen, en la que un abuelo juega con su nieta recién nacida, y explica:
"... Más difícil todavía, una niña que tiene menos de 10 días está riendo porque está jugando con su abuelo. Por supuesto no sabe que es su abuelo, esta niña haría lo mismo con cualquier persona que se le acercase.  El abuelo, que también tiene el instinto "abuelar", se pone a la distancia adecuada. Los recién nacidos ven bien, pero ven bien a un palmo de distancia.  Lo que está más lejos lo ven borroso. Porque lo que está más lejos, no necesitan verlo, lo que necesitan es ver a su madre cuando están en brazos. El  abuelo se pone a la distancia adecuada, mira a la niña a los ojos, la niña lo mira a él, y el abuelo inicia un juego  con el dedo como diciendo: "venga, agarra el dedito". (Como hay una raya en la colcha, podemos ver exactamente quién se mueve y quién no se mueve.)

El abuelo pone el dedo, la niña obedeciendo al abuelo, mueve el brazo, el abuelo como está jugando, retira el dedo, la niña sigue moviendo el brazo. El abuelo se deja ganar, faltaría más, y la niña le coge el dedo. Y ahora observen qué hace la niña espontáneamente, agita el brazo como diciendo: "venga abuelo, otra vez". A partir de ese momento, la niña da las instrucciones y el abuelo obedece, y aún no tiene 10 días. Fijaos dónde tiene el dedo el abuelo. El abuelo obedeciendo a la niña mueve el dedo otra vez más allá de la raya, ella vuelve a levantar el brazo, el abuelo lo vuelve a retirar un poco, la niña lo vuelve a agarrar. Y así seguirán hasta que se canse uno de los dos. "
Seguidamente, el Dr. Carlos González nos explica su concepto de manipulación, como siempre, desde una óptica respetuosa hacia los niños y su naturaleza:
"Luego nos dicen que los niños lloran para manipularnos. Cualquier niño que se precie puede manipularnos sin necesidad de llorar. Ni siquiera necesitan reír. Los niños de menos de 10 días no saben siquiera sonreír, sin embargo saben dar órdenes, como esta niña a su abuelo, y a los padres y a quien se le ponga por delante.

Y es que  la palabra manipular ha caído un poco en descrédito,  cuando nos dicen que los niños nos manipulan, que son manipuladores y parece que estuvieran hablando del científico loco que quiere dominar el mundo. Pero manipular no significa eso, manipular significa hacer cosas con las manos.  Tú cuando vas a un restaurante esperas  que el cocinero  tenga el carnet de manipulador de alimentos, tú no dirías: "no, no, a este restaurante no voy porque son unos manipuladores.". Tú quieres que sean manipuladores profesionales de alimentos.

Todos sabemos que hay que manipular cosas para sobrevivir, tenemos que llevarnos la comida a la boca, tenemos que limpiarnos, tenemos que protegernos, tenemos que vestirnos, pero los bebés no pueden hacer todo eso. El bebé humano es completamente indefenso. No puede llevarse la comida a la boca, no puede vestirse, no puede limpiarse, no puede moverse de un sitio a otro, no puede siquiera espantarse una mosca. Y sin embargo, sin todas esas cosas se moriría en pocos días, por lo tanto necesita  que alguien manipule todo eso en su lugar. Y ese alguien normalmente es la madre. Lo políticamente correcto sería  decir "los padres", pero vamos a reconocer el mérito a quien realmente lo tiene, que por lo general es la madre."
Y finaliza recalcando por qué los niños manipulan a los adultos que tienen a su alrededor:
"El bebé manipula a los adultos para que los adultos manipulen el mundo y de esa manera puedan sobrevivir, no manipulan al adulto porque se aprovechan de ti, porque es un malvado, porque es un perverso, porque te quiere tomar el pelo. Manipula porque si no pudiera manipular se moriría sencillamente. "
¿Y ustedes qué opinan? ¿Ese era el concepto de "manipulación" que tenían antes de leer este artículo, o ahora la ven con otros ojos?


Leer más sobre esto te sugerimos ir a: http://www.amormaternal.com/2011/04/carlos-gonzalez-ninos-manipuladores.html#ixzz2DisSDFwn
Under Creative Commons License: Attribution Non-Commercial No Derivatives

lunes, 5 de noviembre de 2012

Fabricando amor



Cuando los padres estén informados de que su hijo se educa al mismo tiempo que se forma, tendrán mayores posibilidades de evitar que reciba ciertas violencias y podrán darle las mejores condiciones para su desarrollo más óptimo, según su propia dinámica y su proceso natural.
El bebé en el útero vive y convive intensamente con su madre 24 horas al día durante más de 9 meses. Él no tiene la posibilidad de hacer una selección entre lo que le beneficia y lo que le resulta nocivo. Es la futura madre la que debe hacer esa elección, con la complicidad del padre y de los profesionales que la acompañan.
Todo ello invita a los futuros padres y sobre todo a la futura madre, primera y principal educadora de su hijo/a, a transmitirle lo mejor de sí misma y a utilizar el poder de su imaginación creadora para sembrar en su bebé la alegría, la tolerancia, la paz, el amor, el entusiasmo, el respeto... es decir, sensibilizarlo a los más bellos valores del ser humano. Y esos valores, penetrarán tan profundamente en el subconsciente de su hijo, que le influirán a lo largo de su vida. Si antes  de nacer le expresas tu amor incondicional, se sentirá seguro y contento de venir al mundo. Por eso, dile cuánto lo quieres.
Tu niño te necesita para crecer y desarrollarse, pero también depende de ti para construir su “yo” emocional.
Para ser madre, en el profundo sentido de la palabra, no tienes que esperar a que nazca tu bebé. La maternidad no consiste en tener “físicamente” un hijo, sino en amarlo con entrega, sin condiciones. Por eso, se puede decir que empiezas a ser madre cuando decides tener un bebé, porque le has deseado y amado incluso antes de que fuera una realidad.